La población

En Cartago la población se caracterizó desde muy pronto por la diversidad etnico-cultural. Al contingente originario de fenicios de Tiro y de Chipre, en convivencia con la población local, se sumaron gentes procedentes del norte de Siria, de la misma Chipre, así como de otras ciudades fenicias, como Sidón, Tiro o Arvad, que huían de problemas locales, de la amenaza de Asiria luego y la de Babilonia después y, por último, de la conquista de Alejandro. Vinieron a ella también gentes procedentes del Egeo, de Sicilia, Cerdeña e Italia, acabando por conformar una población cosmopolita y muy dinámica. No faltaban los griegos, como aquel Asdrúbal Clitomaco, hijo de un inmigrante llamado Diognetes, o los embajadores de Aníbal que menciona Tito Livio:

“...y fueron enviados embajadores a Aníbal, y por éste a su vez lo fueron -junto con Aníbal, un joven noble- Hipócrates y Epícides, que habían nacido en Cartago pero eran oriundos de Siracusa por su abuelo, un exiliado, y cartagineses por parte de madre”. (XXIV, 6, 2; TRAD. A. Ramírez de Verger y J. Fernández Valverde)


Los matrimonios mixtos parece que no eran raros ni respondían a una costumbre reciente, al menos entre la aristocracia. El propio Amílcar que había combatido en Himera en el 480 a. C. era vástago de uno de ellos, como sabemos por Heródoto:

“Y por cierto que he oído decir que Amílcar, que era cartaginés por parte de padre, pero siracusano por parte de madre...” (VII, 166)

También algunas inscripciones del tofet y las necrópolis muestran nombres griegos, como Euclea, Istanis, Pamfilia o Casidoro, escritos unas veces en carácteres helénicos y otras mediante una fórmula bilingüe. El componente africano era numeroso y su asimilación a la sociedad y las costumbres cartaginesas impide tratarlo a parte. La influencia de esta presencia africana se deja ver desde muy temprano en los ritos funerarios, donde conviven, a veces en una misma tumba, prácticas locales, como el empleo de pintura roja o la posición en decúbito lateral flexionado del cadáver, con las de origen fenicio, así como en la antroponimia y en las expresiones artísticas. Los teónimos y algunos etnónimos, caso de Miçry (“el egipcio”) sugieren una influencia egipcia muy intensa sobre algunos sectores de la población cartaginesa, sino la presencia de egipcios en Cartago.

Diversidad y estratificación.
La sociedad cartaginesa se caracterizaba, por consiguiente, por la diversidad y la estratificación socioeconómica. Y parece que los criterios étnicos, al menos tal y como los entendemos hoy en día, no siempre tuvieron la última palabra en la asignación de las personas a unos sectores socioeconómicos o a otros. La epigrafía del tofet y de las necrópolis da cuenta de dicha diversidad. Las inscripciones mencionan a fenicios procedentes de Tiro, de Sidón, de Arvad que no han olvidado su origen, como se advierte en los etnónimos (ba-Sidony: “el sidonio”; ba-Sory: “el tirio”) que a menudo acompañan a la onomástica.

Gracias a los textos púnicos es posible seguir las trazas de otros inmigrantes llegados de islas como Sicilia, Cerdeña. Pantellaria. Ibiza, etc. Una estela del tofet de Salambó ha sido erigida por una mujer: Arishat, hija de Ozmilk; ella se dice Ba‘alat Erik, es decir notable o ciudadana de Eryx, en Sicilia; se puede uno preguntar si Arishat residía en Cartago o si estaba simplemente de paso y que, aprovechando su estancia, ofreció un sacrificio a Tanit y a Ba‘al Hammon; se han reconocido otros insulares en Cartago: Abdsaphon de Yronim (Pantellaria), Shillen, originario de Ynosim (San Pietro), AdonoBa‘al, de Rosh Melqart, sin duda Heraclea Minoa en Sicilia, Hannibal, hijo de Bodashtart, procedente de Yboshim, la actual Ibiza. Gersakoun, hijo de Shophet, se decía esh be ám Ynor, es decir, “miembro de la Asamblea del pueblo de Ynor”, localidad que permanece desconocida. Estelas púnicas del Tofet de Salambó fueron erigidas por sardos: “Luby, hijo de Sardany, hijo de Abdeshmoun”...La documentación epigráfica a permitido descubrir en Cartago la presencia de otros púnicos de Africa. Para aquellos que llevan los nombres de Luby o de Lubat, no hay duda: eran africanos orgullosos de sus orígenes líbicos; los conservaban en su recuerdo. La onomástica ayuda a reconocer a otros africanos: Massilouy, Massilout, Hachdan, Yphtan, Quiphan, etc. (M. Fantar, 1993, p. 171 ss). Muchas otras gentes de origen extranjero, como etruscos, griegos o iberos, están documentados por las inscripciones o los materiales arqueológicos.

Los libiofenicios.
La incorporación de los africanos a la vida de Cartago parece haber sido muy temprana. Algunas de las tumbas más antiguas encontradas contienen cierto número de elementos funerarios ajenos a las costumbres fenicias. En ocasiones se trata de elementos del ajuar, como cerámicas de tradición local, o de los rituales que acompañaban en su despedida al difunto. Otras veces una misma sepultura contenía los restos de una pareja en la que uno de sus miembros había sido enterrado según la costumbre africana, con el cuerpo acostado en decúbito lateral flexionado. Sin un exceso de perspicacia se puede intuir la presencia de un matrimonio mixto.

Segun Diodoro de Sicilia (XX, 55, 4), los libiofenicios compartían en el norte de Africa lazos de epigamia con los cartagineses, lo cual sólo se puede dar entre comunidades que se reconocen jurídicamente iguales. De la misma manera, sabemos por Salustio que en Leptis Magna los matrimonios con los libios no eran considerados como algo extraño:

“La lengua de esta ciudad era lo único que había cambiado, por sus matrimonios con los númidas; en cambio la mayoría de sus leyes y de sus costumbres eran sidonias...” (Yug., 78; TRAD. M. Montero Montero)

El propio término “libiofenicios” parece haber experimentado un cambio de significado con el transcurso del tiempo. Mientras que en los textos más antiguos alude simplemente a los fenicios que habitaban en Libia -tal era como se llamaba a Africa por aquella época-, en los más recientes parece designar a la población africana con fuertes influencias culturales púnicas. La penetración cartaginesa en las poblaciones del N. de Africa produjo, a la larga, una especie de fusión que originó un gran comunidad étnico-cultural. Muchos aspectos de la cultura púnica se fueron imponiendo progresivamente de tal forma que, mucho tiempo después, bajo la dominación de Roma, aún se hablaba un tipo de dialecto libio-púnico en las zonas rurales.

Estos africanos sometidos a una fuerte influencia cultural púnica fueron utilizados en distintas empresas colonizadoras. El Periplo de Hanón daba cuenta, en su comienzo, de la intención de establecer a lo largo de las costas de Africa, aunque no sabemos aún con que resultados, colonias de libiofenicios. ¿Se trata de la denominación antigua y estaríamos, por tanto, en presencia de colonos que no son sino fenicios que viven en Africa?. Sabemos, por otra parte, de contingentes militares de africanos instalados por los Bárquidas en Iberia.

El asentamiento de estas tropas, con un componente líbico-bereber y más concretamente númida acusado, satisfacía la necesidad de proporcionarles una forma de subsistencia en los periodos en que se hallaban desmovilizados, por lo que fueron convertidos en colonos militares a los que se asignaba una tierra a cambio del servicio en las armas cuando les fuera requerido. Un texto de Tito Livio en el que Aníbal arenga a sus soldados antes de la batalla de Ticino y les promete tierra exenta de cargas puede resultar muy esclarecedor:

“Allí tenía Anibal el campamento, mandó llamar rápidamente a Maharbal y sus jinetes, y, al darse cuenta, de la inminencia del combate, dado que pensaba que jamas había dicho o aconsejado lu suficiente para enarceder a los soldados, los convocó a una asamblea y les anunció las recompensas seguras por cuyo objetivo luchaban: les daría terrenos en Italia, Africa e Hispania, donde cada cual quisiera, exentos de impuestos, para quien los aceptara y para sus hijos; quien prefiriera dinero a terrenos le pagaría con plata; a los aliados que quisieran hacerse ciudadanos cartagineses, él les daría la oportunidad...” (XXI, 45, 5; TRAD. A Ramírez de Verger y J. Fernández Valverde)

Esta colonización de libiofenicios en la Península Iberica parece haber sido la responsable de la aparición o potenciación de un determinado número de núcleos urbanos, como Arsa, Lascuta, Turricina, Iptuci, Veci, Bailo, Olba y Asido, que acabaron emitiendo moneda con leyendas en el alfabeto que convencionalmente denominamos “libiofenicio”, aunque “blastofenicio” (Apiano, Iber., 56) parece una denominación más correcta, lo que significa el reconocimiento de ciertos derechos de ciudadanía. Estos libiofenicios o blastofenicios no eran sino gentes africanas reclutadas por los cartagineses y parcialmente punicizados que se asentaron en territorio de los bástulos (¿la costa mediterránea andaluza?, ¿la región en torno al Estrecho de Gibraltar?), extendiéndose, hacia el interior del país, hasta la zona proxima a la Lusitania. Parece probable que, además de los campamentos militares situados en torno al Guadalquivir y guarnecidos por jinetes numidas, contingentes de africanos fueran asentados en la región de Cádiz y sur de Extremadura, en un regimen similar al del colonato militar.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Saludos mi duda: existe algún tipo de regla general para transcribir al castellano los antropónimos fenicios ? Por supuesto soy consciente de la necesidad de estar versado en paleoescritura, y que hoy en día el hebreo es lo más parecido, pero cómo transcribís los antropónimos formados por solo consonantes?

Conoce algún estudio que recoja un listado de antropónimos punicos?
Siempre me han interesado los nombres personales de las diferentes culturas, gracias por su tiempo.

Carlos G. Wagner dijo...

Claro que si, aqui puedes encontrar uno:
http://books.google.es/books?id=j364D6HM_scC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false

Anónimo dijo...

Recientemente, ojeando el tema de "los dioses de Cartago" de las Jornadas Fenicio-púnicas de Ibiza, he encontrado una referencia a una tal Hanibal, una sacerdotisa mujer de un tal Almilcar.

Es posible que el nombre de Hanibal se emplease en la polis púnica indistintamente tanto para hombre como para mujer?

Gracias por este tremendo blog y toda la labor que conlleva, por cierto.

Carlos G. Wagner dijo...

Lo cierto es que ni lo había oído ni leído nunca. ¿Puedes especificar mas la publicación?.

Anónimo dijo...

Pues creo recordar que corresponde a las Jornadas de Arqueología Fenicio-Púnica número 12 (1997) . De Oriente a Occidente: los dioses fenicios en las colonias occidentales, y más concretamente al tema "Los dioses de la Cartago púnica" de María Cruz Marín Ceballos, de todas formas mañana lo podré confirmar en la biblioteca.

Creo que en esencia era una inscripción que asociaba la partícula baal al nombre de lo que pudo haber sido una sacerdotisa, Hanibal. Lo leeré más detenidamente de todas formas, no vaya a ser que lo malinterpretase.

Carlos G. Wagner dijo...

Gracias

Anónimo dijo...

Tras revisarlo (Marín Ceballos,María Cruz.Jornadas de Arqueología Fenicio-Púnica número 12 (1997).De Oriente a Occidente:los dioses fenicios en las colonias occidentales.Los dioses de la Cartago púnica.Pág.76), el texto dice así:

Algunos han visto el nombre de Koré en el epitafio de una sacerdotisa conservado en el Museo del Bardo: “Tumba de Hannibal, la sacerdotisa de krw´, mujer de Amilcar, hijo de Qartiaton, hijo de Qartmashal”.

Luego, ¿se entiende que Hannibal fue un nombre para ambos géneros?

Carlos G. Wagner dijo...

Visto,así es posible, pero resulta extraordinariamente infrecuente.

Carlos G. Wagner dijo...

https://books.google.es/books?id=j364D6HM_scC&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false