El Africa cartaginesa

A partir del siglo VI, pero sobre todo del V a. C se constata una gran presencia de Cartago en las costas del Magreb. En el litoral que va desde Tunicia a Marruecos los cartagineses fundaron una serie de colonias como Bizerta (Hippo Acra), Tabarca (Thabraca), Annaba (Hippo Regio), Rusicad (Skikda), Chullu (Collo), Bajaia (Saldas), Argel (Icosium), Tipasa, Gouraya (Gunugu), Bethioua (Porto Magno), Russadir (Melilla), Tamuda, Tingi (Tanger) Kouass y Banasa, entre las más importantes, mientras que otros enclaves fenicios anteriores, como Utica, Mersa Madakh o Lixus conocen ahora un nuevo auge. La tentación de relacionar estos establecimientos con las colonias de libiofenicios que constituían uno de los objetivos del periplo africano de Hanón es grande, pero a falta de mayor información no podemos pasar del terreno de las especulaciones.

Argelia.
En Argelia, las excavaciones arqueológicas en Tipasa han sacado a la luz dos necrópolis, de las cuales la más antigua se remonta al siglo VI a. C., y un modesto habitat fenicio localizado en Mersa Madakh con la misma cronología. Si bien los materiales son de tradición cartaginesa, los ritos funerarios denotan una influencia intensa de la población libia o bereber, por lo que es de suponer la existencia de un importante sustrato de gentes africanas en sus orígenes.

En el islote de Rachgoum, frente a la desembocadura del Tafna, en la costa argelina, se han excavado una necrópolis y las estructuras de un habitat que se remontan al siglo VII a. C. El lugar estaba provisto, igualmente, de un pequeño puerto artificial o cothon excavado en la roca. Las estructuras y los materiales arqueológicos apuntan más hacia los fenicios del sur de la Península Ibérica que a la propia Cartago.

Marruecos.
Tingi, Tanger, es con mucha probabilidad la Thymiaterion fundada por Hannón a dos días de navegación de la Columnas de Heracles. Los escasos vestigios encontrados demuestran la existencia de un asentamiento cartaginés, sin que se pueda precisar el momento de su fundación. En la necrópolis de Ras Achakar fueron descubiertas dos tumbas de cámara que contenían inhumaciones acompañadas de huevos de avestruz, objetos típicos de los ajuares funerarios púnicos. Muy cerca, en la colina de Djeliba, aparecieron vestigios de un habitat con ánforas globulares y cerámicas áticas de fines del siglo VI e inicios del V a. C.

Estos datos arqueológicos pueden ser corroborados por algunas noticias que recogen los textos antiguos. Hecateo de Mileto, por ejemplo, menciona, entre las ciudades de Libia, la de Tinge , lo que indica que ya existía a finales del siglo V a. C. Por otra parte, la influencia cartaginesa, en forma de sarcófagos monolíticos, cistas de sillares o fosas rectangulares excavadas en la roca, y la presencia de huevos de avestruz como parte del ajuar funerario, es también perceptible en otras necrópolis de la región de Tanger, como Ain Dalhia, Dar Shiro y la misma Djeliba.

Banasa, en el meandro del Sebu, también en el Marruecos atlántico, ha proporcionado muchas cerámicas típicas del Mediterráneo central, la zona más directa de influencia de Cartago, mientras que no se encuentran las clásicas formas de las cerámicas occidentales de barniz rojo, como los jarros de boca de seta y las ampollas de aceite perfumado, lo que indica la presencia de un establecimiento cartaginés. Kuass, a medio camino entre Lixus y Tanger, muestra indicios de un habitat y de una serie de alfares dedicados a la fabricación de ánforas, que se pueden fechar, por la cerámica griega encontrada, en el siglo V a. C.

Tunicia.
Esta colonización cartaginesa se produce asimismo en dirección a la Sirte, pudiendo constatarse la aparición de Kerkouane, en Cabo Bon, muy cerca de la propia Cartago, Kelibia (Cuplea), Nabeul (Neapolis), Susa (Hadrumeto), Lemta (Leptis Minor), Ras Dimasae (Thapso), Mahadia (Gummi), Ras Botria (Acholla) y Henchir Thyna (Thanas). Las excavaciones de Kerkouane, han permitido conocer una ciudad que, aunque situada a orillas del mar, parece haber vivido fundamentalmente de la agricultura y las manufacturas, si bien la pesca, las salazones y la púrpura tuvieron cierta importancia.

La ciudad, protegida por una doble muralla, estaba concebida según un urbanismo muy eleborado, con calles amplias y rectas así como plazas y plazuelas. Las casas, en ocasiones con un pórtico, eran holgadas, se distribuían en torno a patios a los que se accedía por un vestíbulo-pasillo lateral, y estaban dotadas de cuartos de aseo provistos de bañeras de asiento. También se ha descubierto en Kerkouane un gran templo que se yerge en el centro de la ciudad. La parte que no da al mar estaba defendida por una doble muralla. La más interior y, al parecer la más antigua, tenía una longitud de más de un kilómetro y estaba flanqueda por torres de planta cuadrada. Una segunda muralla exterior la protegía.

Destruida en tiempos de la invasión de Agatocles, fue reconstruida poco después. Sus necrópolis muestran la influencia de la población africana presente. Las tumbas de pozo, de claro carácter cartaginés, contienen a menudo el cuerpo del difunto en decúbito lateral flexionado y el esqueleto suele presentar abundantes vestigos de pintura roja, rasgos propios de los ritos funerarios de la población africana.

En la fértil Byzacena, la región de los emporios que los cartagineses se muestran empeñados en defender en los tratados que concluyeron con Roma, y que Plinio (N.H., V, 24) dice habitada por libiofenicios, el tofet de Hadrumeto ha puesto en evidencia su utilización desde el siglo VII al I a. C. Sin embargo, las tumbas excavadas no son anteriores al siglo IV a. C. En Leptis Minor excavaciones antiguas y modernas han sacada a la luz una necrópolis, en uso al parecer desde el siglo IV a. C., con tumbas de pozo y cámara de clara tradición cartaginesa, en las que el cadaver también aparece lateralmente flexionado. Más al interior, en Smirat, se ha excavado una pequeña necrópolis que correspondería a una población agrícola, con tumbas profundamente excavadas en la roca y los cuerpos dispuestos según el mismo rito africano.

Ya en la Sirte, los restos arqueológicos más antiguos encontrados en Leptis Magna se remontan al siglo VII a. C. Ligeramente posteriores son los procedentes de Sabratha, otra de las ciudades fenicias de la Tripolitana, a quien Silio Itálico (Pun., III, 256-258) atribuye origenes tirios. Según este autor Leptis habría sido igualmente una fundación de Tiro. Estas ciudades fenicias pagaban, aún, en el siglo II a. C. un tributo a Cartago, como nos lo recuerda Tito Livio (XXXIV, 62, 3) pero de ello no se infiere necesariamente una dependencia administrativa. Tal vez se tratase, en un principio, del canón que, probablemente, debían satisfacer los aliados de Cartago en el seno de la confederación marítima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿fue Hadrumeto una colonia cartaginesa of fenicia (anterior a la hegemonía de Cartago)?